A menudo, la parte más difícil de proteger las joyas con piedras preciosas es el engaste del metal. Las sustancias cotidianas como lacas para el cabello, lociones, perfumes u otros cosméticos pueden corroer las aleaciones utilizadas en un engaste o en joyas de metal. La exposición a productos químicos puede decolorar el oro, la plata y el platino, así como otros metales. El amoníaco, uno de los químicos más utilizados en los productos de limpieza domésticos, es particularmente dañino. El blanqueador con cloro, otro disolvente doméstico común, puede provocar picaduras en las aleaciones de oro. Las joyas de metal se pueden limpiar con un solvente de limpieza comercial o con detergentes suaves, como líquido para lavar platos. Debes considerar la suavidad y la edad del metal antes de seleccionar un cepillo de limpieza. Los cepillos de dientes son buenos para metales más duros y nuevos, mientras que los cepillos de maquillaje suaves son una buena opción para metales más viejos y blandos. Seque bien con un paño suave y sin pelusa.
El agua, los aceites e incluso el aire pueden hacer que los metales se empañen. Cuando no use joyas, especialmente plata esterlina, es una buena idea guardarlas en una bolsa o paño antideslustre.